Ruta de las Fortificaciones de Frontera

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Recorrido alrededor del Castro de "Yecla la Vieja"Yecla de Yeltes: el Castro de "Yecla la Vieja"

     Los principales elementos constructivos del castro, de forma particular los relativos a sus defensas, pueden ser recorridos y visitados gracias a la labor de acondicionamiento, restauración y señalización efectuados durante los últimos años en el yacimiento. A lo largo de un sugerente y atractivo trayecto de cerca de un kilómetro por el exterior del recinto, el visitante tiene la oportunidad de observar y conocer directamente los principales accesos al poblado, las zonas con piedras hincadas, algunos grupos de de grabados y, en general, las características de esta magnífica fortificación prehistórica enclavada en un paisaje de gran belleza, erizado de canchales graníticos y cubierto por bosques de encinas.

     Además, se ha habilitado en la Plaza mayor de la localidad de Yecla de Yeltes un Aula Arqueológica como complemento a la vista, para que el espectador pueda comprender perfectamente todo lo referente a este enclave prehistórico. A ésta se llega desde Salamanca a través de la carretera C-517 que conduce a Vitigudino. Una vez aquí se toma durante 8 km la SA-321 hasta la población (para más detalles véase la sección "Cómo llegar" al municipio de Bogajo). El Castro de Yecla la Vieja se localiza a un kilómetro al sur del pueblo, llegándose a través de un camino de tierra.

  • Características del castro

Ermita de la Virgen del Castillo     Un castro vettón: estamos ante uno de los castros más interesantes del occidente salmantino, que se conoce con el nombre de "Yecla la Vieja" o "El Lugar Viejo", un poblado fortificado de la época protohistórica cuyo origen se remonta, en líneas generales, al siglo V a.C. Las excavaciones arqueológicas realizadas hace años y los numerosos hallazgos esporádicos nos permiten conocer que, tras sus comienzos unos 500 años antes de nuestra Era, el castro pasó a pertenecer a los vettones históricos, responsables de las impresionantes obras defensivas del mismo y de la paulatina incorporación a partir del siglo III a.C. de importantes novedades culturales y materiales (fabricación de la cerámica a torno, uso del hierro para instrumentos y armas, etc.). El poblado tuvo también intensa y pujante vida durante toda la época romana, en la que se sigue ocupando el área urbana, se emplazan varios cementerios e incluso se realizan reparaciones en la muralla. Su decadencia empezó a partir de la época visigoda, aunque no fue abandonado hasta la Alta Edad Media, en torno al siglo XII, cuando sus habitantes debieron trasladarse al solar del pueblo actual. Posteriormente, mucho tiempo después del abandono del castro, en época de los Reyes Católicos, se construyó en su zona más prominente la ermita de la Virgen del Castillo, produciéndose así la cristianización de este histórico lugar.

Barrera de "piedras hincadas" para defenderse de los ataques     Elementos defensivos: el castro se encuentra rodeado íntegramente por una gruesa muralla de piedra granítica, de más de un kilómetro de longitud, que encierra un superficie de unas cinco hectáreas, casi toda ella útil para el caserío, compuesta por viviendas rectangulares con cimientos de mampostería. El trazado de la muralla se adapta a la escarpada morfología del terreno, aprovechando los desniveles y desarrollando curvas y contracurvas, para facilitar la estrategia de la defensa. La estructura se asienta sobre la roca natural y es más ancha en la base que en la parte superior, que oscila entre los tres y los catorce metros de grosor. Aunque nada se conserva del coronamiento de la fortificación, era imprescindible la existencia de un camino de ronda (al que se accedía por rampas o escaleras) y un peto de protección, bien de piedra o de madera.

     Los trabajos de limpieza y de consolidación de la muralla han permitido la recuperación de cuatro puertas y un portillo. De todas las entradas, la más importante sin duda es la septentrional, a la que conduce el actual camino de acceso, sucesor del antiguo, y que conserva parte del antiguo enlosado. El portillo permitía la bajada hacia el manantial y al propio arroyo Varlaña, al pie del castro. La acción defensiva de la muralla se complementaba en las zonas más vulnerables mediante barreras de "piedras hincadas", colocadas de pie y abigarradamente delante de los muros, con lo que se dificultaban en gran medida los ataques de la caballería como de las tropas de infantería.

Conjunto de grabados rupestres     Grabados Rupestres y Esculturas: el castro ofrece un extraordinario y original conjunto de grabados rupestres, localizados tanto en las rocas cercanas al poblado, como en otras situadas en su interior y en numerosos sillares de la muralla. Se han contabilizado más de un centenar de "insculturas", entre las que la representación más abundante es la del caballo, si bien también aparecen toros, cabras, jabalíes e incluso alguna serpiente, signos geométricos (cruces, espirales, retículas, etc.) y, muy raramente, figuras humanas. El por qué de su concentración en ciertas zonas del yacimiento, principalmente en las inmediaciones de las puertas, y su significado, son incógnitas aún sin respuesta, pero está clara la correspondencia de los grabados con el momento de esplendor de la vida del castro, desde el inicio de la ocupación de los vettones. Además, por su técnica, estilo y temática, las figuras yeclenses deben ponerse en relación con el gran conjunto de "petroglifos gallegos", lo que nos permite suponer relaciones culturales entre ambas zonas. En fechas recientes se ha venido a sumar a dichas representaciones artísticas y a las cabezas humanasTalla de un jabalí macho en posición de acometida esculpidas en piedra, ya conocidas desde antiguo, el hallazgo de una magnífica pieza de granito de tamaño natural que muestra un jabalí macho en posición de acometida. La talla está realizada con gran esmero y realismo en los detalles anatómicos esenciales (colmillos, boca y órganos genitales). Se trata de un nuevo ejemplar de los llamados "verracos", tan típicos en el territorio de los vettones; este ejemplar es de gran interés, no sólo por su calidad y perfección técnica, sino también por haberse encontrado en un zona de cementerio romano, lo que demuestra que tales escultores indígenas se empleaban en época altoimperial con carácter funerario.

  • Aula Arqueológica

Aula arqueológica de Yecla de Yeltes     Como complemento a la visita del castro y para que el espectador capte más profundamente las características de este enclave del pasado, es imprescindible acercarse a la recientemente creada Aula Arqueológica, donde se han reunido con un criterio principalmente didáctico una serie de elementos que ayudarán a una mejor comprensión del yacimiento y de las épocas históricas en él representadas. Se halla instalada en el edificio de las antiguas escuelas, situada en la Plaza Mayor de Yecla de Yeltes, y alberga, entre otras piezas, una maqueta del conjunto del castro, junto a textos y fotografías explicativas. Además, merecen mencionarse las cabezas humanas esculpidas en granito, que debieron de ir empotradas en muros, y que guardan analogía con las llamadas "cabezas cortadas" características del mundo céltico europeo, pudiendo también visitarse la magnífica escultura de jabalí descubierta en recientes excavaciones. En las vitrinas pueden verse cerámicas, armas, adornos, etc., que dan testimonio de las sucesivas ocupaciones del castro. De la época romana, cuya huella fue tan importante, cabe resaltar una nutrida colección de estelas, así como una propuesta de reconstrucción se una tumba altoimperial.

Fuente: Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.

Para más información: teléfonos 902 193 817 y 689 874 979 ó rutafortificaciones@rayaseca.org.