Excursiones por las Arribes del Duero
Volver al Prólogo

Línea ferroviaria

Ruta por la vía del tren

 

Túnel y puente del ferrocarrilTúneles del Águeda

  • Estación de la Fregeneda - Barca D'Alba (km. 34)

     Día 7-5-98. Esta excursión había sido largamente deseada, luego, por unas razones u otras había sido aplazada en varias ocasiones, hasta que, por fin nos hemos puesto de acuerdo Celestino y yo para realizarla definitivamente. El recorrido se realiza a través de la vía del tren, desde hace cerca de 25 años abandonada, que unía Salamanca con la frontera portuguesa, a partir de un ramal que nace en La Fuente de San Esteban. Una vez en territorio portugués, la vía continúa hacia el norte, siempre por las cercanías del río Duero, hasta los alrededores de Miranda do Douro, supongo que igualmente abandonada como en España, el ramal principal llega hasta Oporto, también siguiendo el cauce del río Duero hacia su desembocadura en el Atlántico. Quedará, como proyecto de futuro, hacer dichos recorridos por territorio de Portugal, que estoy seguro tendrán mucho interés. Según realizábamos la excursión, en una de las casetas, al lado de la vía, pudimos leer en una losa de granito el año de construcción de la mencionada caseta, "Año 1.920", lo que nos hizo suponer que la puesta en funcionamiento de la vía fue en dicho año o alguno anterior. Primero quisimos suponer las razones que entonces habría para construir, en lugar tan inaccesible y peligroso una vía de tren. Es una zona muy poco poblada y con escaso interés económico, sin embargo ahora al ver el trazado completo hasta Miranda do Douro, a través del río Duero por un lado y hasta Oporto en el Atlántico, comienza a tener sentido. Probablemente los proyectos de realización de grandes presas hidráulicas (Saucelle y Aldeadávila), que finalmente se llevaron a cabo en los años 1940/50 en el mencionado Duero, debieron planificarse con tanta antelación y para ello debió ser imprescindible la construcción de dicha vía férrea, al menos la parte española. Otra cosa que nos sorprendió es la ausencia de un puente que uniera las dos carreteras, a ambos lados de la frontera, para el paso de vehículos, es triste ver como muere una carretera a cada lado, máxime al anularse la comunicación ferroviaria. Desde luego por lo que se refiere a la parte española, de existir dicha comunicación, no solo revitalizaría a una serie de pueblos, todos los que se hallan en los márgenes de la C-517 en los 120 km. desde Salamanca hasta La Fregeneda y varios más de los alrededores de Lumbrales, también redundaría en una multiplicación de los intercambios, no solo comerciales sino turísticos entre la parte portuguesa y española. Parece que se ha puesto mucho interés en el Muelle de Vega Terrón y la navegación del Duero hasta Oporto, lo cual parece interesante, pero desde luego la comunicación por carretera es imprescindible para revitalizar una zona que parece perdida en el fin del mundo. Volvamos a la crónica de la excursión. Anoche dormí en Salamanca y a las 6:45 de la mañana me recoge Celestino para desplazarnos en su coche hasta 2 km. antes de llegar a La Fregeneda, donde a través de un camino bajamos a la antigua estación del ferrocarril, inicio de nuestra caminata de ida y vuelta. Las instalaciones de la estación están casi destruidas, hay unos enormes eucaliptos cuyas copas se mueven con el viento. Dejamos el coche y cuando son las 8:10 nos preparamos para la aventura, hace algo de fresco, aún no luce el sol en esta primera parte del recorrido. A los 100 m. de abandonar la estación, entramos en el primero de los 20 túneles que habremos de cruzar, están numerados, tanto en la entrada como en la salida. También cruzaremos 10 puentes, algunos muy espectaculares por su dimensión y altura. Durante los primeros 5 km. la vía lleva dirección sur, en el P.K. 66 describe una curva hacia la derecha y penetra en el cauce del río Águeda dirigiéndose hacia el oeste hasta el encuentro con el Duero, aquí la vía cruza el Águeda y penetra en Portugal. El primer túnel es de 2 km. de longitud, es por tanto el más largo de todos, está muy bien construido con adoquines de granito muy sólidos y todo en perfecto estado de conservación. Lo más deteriorado es el suelo, hay una canalización de las aguas, generalmente en el lado derecho según bajamos, donde algunas losetas se han hundido debiendo tener gran cuidado y evitarlas al caminar en la oscuridad. Es imprescindible llevar linterna, de otra forma hubiera sido imposible su recorrido, las piedras donde se asientan las traviesas están sueltas y sin la ayuda de la luz los tropiezos serían constantes. Este primer túnel es completamente recto, de tal forma que la boca final se ve desde el principio, dando la sensación de que son pocos metros de distancia, sin embargo después de llevar más de 15 minutos caminando parece que no hemos avanzado nada, finalmente su tránsito lleva casi media hora. En algunos puntos hay filtraciones de agua por el techo, formando algunos charcos y algo de barro en el suelo. Una vez salimos a la luz, hay una caseta a la izquierda y un gran tubo con agua saliendo de su extremo y hacia una gran higuera al lado de un barranco que viene por la derecha, barranco que cruzamos a través de un puente. Estamos en la ladera derecha del Arroyo de los Valles de Alba, término de Sobradillo, éste barranco ha producido una gran erosión del terreno que en su parte más profunda supera los 250 m., el arroyo lleva algo de agua, dos km. más adelante se encontrará con el Águeda. Es una hermosa mañana de primavera, hemos elegido muy bien el día aunque después del mediodía calentará el sol. Vamos comprobando con asombro la inmensa obra de ingeniería realizada, no solo la propia vía, sino los puentes, aterrazamientos, pretiles, enormes paredes para contener los deslizamientos, etc. Sobre todo por haber sido realizada en situaciones precarias, no solo por lo abrupto del terreno, sino por la falta de medios técnicos en dicha época. Aún permanece el primer sendero que se construyó para iniciar las Cañón del río Águeda obras, sendero más bien de cabras por donde suponemos se accedió con los primeros materiales. Nos causa cierta tristeza pensar en el enorme esfuerzo, no solo material, sino humano que ha costado esta obra y ahora derruida y sin el mínimo provecho. En fin, al menos nosotros la estamos aprovechando. A veces hay una estrecha senda al lado de las vías que nos evita caminar a través de las traviesas, éstas están colocadas a diferentes distancias y pisar sobre ellas resulta molesto, tampoco resulta cómodo andar sobre las piedras. Enfrente, del otro lado del Águeda, la parte portuguesa aparece con algunas terrazas cultivadas por almendros, pero en general bastante abandonado. Pasado el P.K. 65 penetramos en el túnel nº 3, éste describe una fuerte curva, por tanto la oscuridad es total, hay un fuerte y desagradable olor, una vez que hemos avanzado unos 100 m. comenzamos a escuchar unos chillidos que poco a poco se van haciendo más intensos, iluminamos el techo y vemos una enorme colonia de murciélagos, el suelo está lleno de excrementos secos, parece que caminamos sobre un colchón, apretamos el paso pues nos pone nerviosos el sonido penetrante de los negros bichos. Al salir del túnel nos encontramos en el cauce del Águeda, ahora la vía discurre a unos 250 m. sobre dicho cauce, el entorno es espectacular, grandes cortados a ambos lados y abajo el murmullo de las turbulentas aguas. La vegetación se limita a carrascas, escobas, matojos, muchas higueras, cerezos silvestres y desperdigados ejemplares de enebro, algunos troncos quemados de éstos últimos, por lo que deducimos que algún incendio ha debido arrasar ésta zona, también algunos tramos de traviesas y baldas de los puentes han sido quemadas, sobre todo partes que estaban cerca de áreas con vegetación. Cruzamos el primer puente de enorme altura, al menos 50 mts. con grandes pilares, éste salva una zona escarpada, pasamos a través de las baldas de la derecha, agarrándonos a un tubo con la mano derecha, también se puede caminar por las baldas del centro de la vía, pero impresionan más, parecen más endebles y al no haber nada para agarrarse da la sensación de inestabilidad. Las baldas de algunos puentes están muy deterioradas, algunas están carcomidas, otras sencillamente han desaparecido y en otros puntos han sido destruidas por el fuego, a ratos da cierto vértigo. De frente, por la derecha y sobresaliendo por encima de las cumbres, aparece una torre, especie de faro de gran altura, podría tener 50 m., no nos imaginamos la función de dicha torre. Está en una elevación a unos 500 m. de altura en una zona llamada Berrocales de Zorita a unos 3 km. de La Fregeneda. Enfrente, en terreno portugués, un gran barranco se precipita al Águeda, es el río Da Becerra, en su ladera izquierda unos grandes cortados con una inclinada canal en el centro, la zona se llama Cega Verde. Pasadas las 10:30 hacemos un alto y tomarnos un ligero almuerzo, también nos desprendemos de parte de la ropa, el calor comienza a ser sofocante. Disfrutamos del agradable descanso en este espectacular paraje, sobresale el colorido de las escobas con su amarillo intenso, las margaritas, la bonita lavanda y otras muchas plantas que añaden sus colores y aromas al ambiente. En las entradas o salidas de algunos túneles hay mucha vegetación, son zonas de umbría con bastante humedad. Continuamos cruzando túneles y puentes hasta el P.K. 71 donde un camino que viene de La Fregeneda, cruza la vía al lado de una caseta de servicio ferroviario, enfrente de la misma, a nuestra derecha, hay una fuente con fresca agua, algo más adelante un gran eucalipto hace sombra en un lugar ideal para el descanso. Esta parte, al estar bastante cerca del pueblo y ser menos escarpada, ha estado aprovechada para el cultivo de frutales y alguna huerta, la zona cercana al río se ha suavizado y está llena de almendros. Ahora la pizarra ha sustituido al granito. La parte portuguesa también está cultivada, hay algunas fincas y varias pistas, al lado del cauce hay unos pontones derruidos, la zona se llama Barco de Fregeneda, tenemos la impresión que debió haber una especie de paso a través de alguna barcaza pues hay un camino que llevaba a La Fregeneda. A medida que nos acercamos a la desembocadura con el Duero, el agua del Águeda, las aguas de éste se estancan. Finalmente, cuando son las 12:30, llegamos al puente internacional, P.K.77,5, antes de salvarlo están las casetas, muy derruidas, de los agentes de aduanas y Guardia Río Duero y muelle de Vega Terrón Civil, también el final de la carretera C517 que desemboca en el remozado Muelle de Vega Terrón, desde donde se inician excursiones fluviales hacia Portugal, en todo caso, solamente hay un par de pequeños barcos de recreo. Cruzamos el puente internacional, en el centro del mismo un letrero oxidado nos indica que pasamos a Portugal, inmediatamente una gran explanada en la izquierda, final de la carretera portuguesa, en la derecha las instalaciones, también derruidas, de la guardia de fronteras. Probamos los frutos de unas grandes moreras, aún no están suficientemente maduros. Enseguida entramos en la vieja estación de Barca D'Alba, grandes instalaciones y bonita construcción, que lástima que todo se haya deteriorado. Un gran puente para vehículos salva las dos orillas del río Duero. Nos internamos en el pueblo de Barca, es muy pequeño, no creo que tenga más de 250 habitantes, entramos en una pequeña tienda a comprar una botella de vino de Oporto, nos tomamos un aperitivo y pasamos al único restaurante a comer en mesa y mantel. Como era de esperar, los precios de la comida y otros productos, son unos para portugueses y otros para foráneos, la vieja picaresca se repite en todas partes. A las 2, después de la comida, iniciamos el retorno por el mismo camino de la mañana, pero ahora hemos de subir desde los 150 m. de altura hasta los 500, por tanto, aunque de forma suave habremos de ganar el desnivel, sobre todo dándonos el sol de espalda de forma constante, agradeciendo el frescor del interior de los túneles. A las 6,30 llegamos a la estación de La Fregeneda, a las 8 en Salamanca y yo en Auto-Res para Madrid, donde llego a las 12 de la noche.

 

     La visita comienza por el denominado Cuerpo de Guardia de la Puerta del Conde, que dividido en cuatro apartados cronológicos, muestra de un modo sencillo y participativo los principales avatares históricos y culturales de este territorio: maquetas interactivas, reproducciones de armamento y de objetos arqueológicos, uniformes de época, juegos informáticos..., todo ello al más directo alcance del público visitante. Al exterior de las murallas medievales de la villa, la exposición continúa en El Paseo de Fernando Arrabal, convertido ahora en Paseo de las Guarniciones, donde seis escenas con figuras en acero de tamaño natural representan episodios bélicos de distintas épocas, unidos a sonidos propios de batalla; en ellos se reproducen imágenes de los ejércitos romanos y medievales, los tercios modernos y tropas napoleónicas, acompañándose de reproducciones de su equipo y armamento. El recorrido por este ambientado paseo nos dirige al Cuerpo de Guardia de San Pelayo, en el que asiste a la proyección de un didáctico audiovisual sobre la historia de la comarca y la evolución de sus principales fortalezas.

Fuente: Cuadernos de viaje de Juan Holgado.